lunes, 11 de octubre de 2010

20091022. EXPOSICIÓN DE BENJAMÍN MARTICORENA ANTE EL CEPLAN

20091022. EXPOSICIÓN DE BENJAMÍN MARTICORENA ANTE EL CEPLAN

Esta exposición la presentó el autor en el Seminario-Taller “Bases para la Elaboración de la directiva del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional 2009-2021, que convocó el CEPLAN el 22 de octubre del 2009. El título de la exposición es Reforma de la universidad en el marco de la revolución científico-tecnológica, de la globalización de la economía y de los riesgos ambientales.


Expositor: Benjamín Marticorena
                        Vicerrector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya


La coincidencia de rápidos cambios tecnológicos, económicos y ambientales, mutuamente dependientes, caracterizan el escenario mundial, y el marco institucional que le corresponde debe también modificarse si ha de mantener su vigencia.

Los cambios institucionales destinados a seguir el paso del desarrollo de la técnica y la economía y de hacer frente a la crisis ambiental, se realizan en la política, el derecho, la educación y en toda expresión de la cultura y constituyen un reto de envergadura para quienes tienen la función del planeamiento y de gobierno.

Desde hace dos décadas la humanidad transita en ese inédito conjunto de circunstancias, en el que no todas las instituciones del anterior estado han tenido la agilidad y el vigor suficientes para transformarse en funcionales al nuevo. Unas desaparecen y otras –en una suerte de selección de especies- se convierten en exitosas y adquieren el prestigio que les es indispensable para liderar las relaciones sociales en el ámbito de su quehacer en el nuevo estado de cosas. Ciertamente, la selección de las especies institucionales depende de la voluntad humana en mucha mayor medida que la de las biológicas.

Pero aquellas mismas instituciones exitosas podrían, al cabo de este esfuerzo de supervivencia, acabar con su bien armado modelo y pasar a formar parte de las que fracasaron en adaptarse, si los cambios del entorno no tienen el ritmo, el sentido y la profundidad, previstos en su plan de conversión.  Esto puede suceder no sólo por la imposibilidad de predecir con aceptable certidumbre la evolución de la tecnología, la economía y el ambiente, sino porque no existe un único proyecto de sociedad mundial. Lo que se observa en la crisis presente es una pugna tenaz entre una interpretación corta de vista sobre el futuro próximo de la humanidad y la biósfera, y otra más previsora y solidaria.[1]  Ergo, la institucionalidad que surja de ese tránsito radical en el escenario mundial dependerá de la dirección que tome y del resultado de aquella pugna de intereses y sectores en la sociedad. Resumidamente, de un lado, las transnacionales y su esquiva mirada al ambiente[2], a la redistribución del ingreso y a la democracia y, por el otro, los intereses generales del bien común.

La humanidad atraviesa un periodo crucial de su historia en que se juega más que nunca su destino y –en extremo- su supervivencia.  Vivimos un periodo de tiempos revueltos que, conforme con el concepto de Toynbee, parece anteceder la caída de una sociedad y el surgimiento de otra. En esta circunstancia, como toda otra institución, la universidad enfrenta el reto singular de repensarse y de actuar con vigilia y flexibilidad, frente al resultado de su escrutinio de sí misma.  Para unas este ejercicio será posible gracias a la base valorativa de su comunidad promotora; pero la mayoría de las universidades, dado su anclaje profundo en la sociedad declinante, no se atiene a una prospectiva certera de largo plazo.


1)     La formación profesional

El propósito más invocado de la universidad y que más esperanzas sociales interpreta es la consolidación de una propuesta académica caracterizada por su calidad y pertinencia, con el objeto de formar ciudadanos-profesionales para el desarrollo sostenible, con responsabilidad social, pensamiento crítico, racionalidad científica y conocimiento de la diversidad humana y territorial del país y del mundo, para que su actuación en la sociedad contribuya eficazmente a mejorar la calidad de la vida material y espiritual de la población y que, junto con ello, satisfaga las expectativas vocacionales y laborales de los futuros profesionales.

Estos deberán ser capaces de encontrar respuestas a los problemas centrales de la sociedad peruana, reconociéndola como parte de la comunidad latinoamericana y conectada diversamente con las otras regiones del mundo. De la universidad renovada para adaptarse al nuevo marco histórico se espera un fuerte compromiso con la revalorización de la ética ciudadana, la profundización de las relaciones interculturales, el fortalecimiento de la institucionalidad social, la gobernabilidad democrática, la descentralización de la gestión política y económica del país para su mejor integración y la unidad de la América Latina.

Para realizar su papel mediante estas indispensables metas, la nueva universidad debe constituir su oferta académica con educación calificada, humanismo y producción científica y tecnológica. Debe desarrollar capacidad de autoevaluación y alcanzar la acreditación internacional de sus carreras y postgrados y realizar programas de extensión, tutoría personalizada a los alumnos y proyección a la comunidad como acciones inherentes de la formación integral que le compete. Debe tomar como referencia, con la debida cautela y vigilia, los estándares internacionales de excelencia en la actividad académica, definiendo indicadores  de calidad en el marco de su proceso de autoevaluación.

La investigación.

La investigación es otra de las funciones esenciales de la universidad y demanda infraestructura, equipamiento de laboratorios, fuentes documentales y normativa interna y nacional para realizarse con eficiencia y continuidad. Ella se estimula mediante el acompañamiento a la formación de grupos de investigadores sobre temas seleccionados conforme con las prioridades definidas por la universidad como aquellas de su preferencia por su incidencia social, económica y cultural. Se realiza mediante la capacitación de docentes y estudiantes en la elaboración y gestión de proyectos de investigación y requiere de recursos financieros de fuentes diversas. Aunque la investigación puede y debe hacerse con estudiantes de antegrado seleccionados, el ámbito privilegiado en que se desarrolla es en el de los programas de postgrado. Es preciso alentar la incorporación de los grupos de investigación universitarios en redes nacionales, regionales y mundiales de investigación en ciencias y tecnologías en que participan científicos e instituciones de excelencia.

Los resultados de la investigación han de tener un marco específico de exposición pública para asegurar la transferencia de conocimientos tecnológicos y sociales a las empresas productivas, a la población (mediante sus organizaciones sociales más eficaces para ese objeto) y al Estado, particularmente en lo referido al mejoramiento y la extensión de los servicios públicos.

La transferencia orgánica de conocimientos se realiza, a) En el interior de la universidad para su conocimiento, debate e incorporación en la formación profesional en sus distintas carreras;  b) Al gran público, mediante foros abiertos y divulgación en los medios de prensa;  c) A las PYMES, empresas privadas o estatales y organismos públicos centrales, regionales o locales mediante estrategias diversificadas de información; y d) A la comunidad científica especializada, mediante la publicación de artículos de investigación en revistas arbitradas internacionales.

Proyección Social

La Proyección Social debe ser parte del plan formativo de la universidad en todas las carreras que ofrece, mediante la participación de estudiantes y docentes en programas de desarrollo social, económico y cultural, proporcionándoles, en reciprocidad a los servicios prestados a la comunidad, un mejor y vivencial conocimiento de la realidad social y, en su tanto, una exitosa intervención en ella para el bien común.

De esta manera se conseguirá colaborar con iniciativas ciudadanas emergentes y consolidar la visión de una universidad comprometida  con el desarrollo humano sostenible y la calidad de su ambiente, sumando sus capacidades a las de los demás agentes implicados en realizar aportes relevantes al desarrollo local, regional y nacional. Dentro de la proyección social debe incluirse la intensificación de la participación de la universidad en los debates referidos a la educación superior y otros temas fundamentales y críticos de la realidad nacional como los de recursos hídricos, redistribución de ingresos, delincuencia y corrupción, educación básica y salud pública.

Internacionalización de la universidad y prioridades de investigación

La universidad debe ampliar y afianzar su diálogo y presencia internacional en la formación profesional y la investigación, interactuando selectivamente con instituciones similares de otros países y regiones del mundo.

El Perú no puede limitarse, como piensan algunos de sus más connotados dirigentes a ejercer bien y cabalmente su papel de país subsidiario y periférico.  Contra esa desafecta visión del país debe realizarse un programa vasto y profundo de formación de capacidades humanas en ciencias y tecnologías para adquirir las competencias que hagan posible ser parte activa en las nuevas relaciones mundiales.

A este respecto, el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2006-2021 (PNCTI), confirma que las actuales capacidades humanas son muy insuficientes para satisfacer los requerimientos de sus programas prioritarios. Se estima en no más de 600 los investigadores peruanos activos y calificados, número que debe ser multiplicado diez veces en los próximos ocho años para tener capacidad de competir medianamente con nuestros vecinos más previsores.  Según el Plan, tan abrumadora como indispensable tarea debe realizarse en las áreas de: 1) Ciencias de la vida y biotecnologías,  2) Ciencias y tecnologías de materiales,  3) Tecnologías de información y comunicación,  4) Ciencias y tecnologías ambientales, y  5) Ciencias básicas y Ciencias sociales.

Para aproximarnos a la meta prevista en el plazo indicado, deben reforzarse los postgrados nacionales que forman especialistas de calidad en las áreas mencionadas y realizar, simultáneamente, un programa de formación de doctores en universidades de excelencia en el exterior (preferentemente en un esquema de asociación entre universidades del país y del extranjero), otro de repatriación de científicos nacionales y un cuarto programa para la contratación de investigadores seleccionados de otros países, para aproximarnos a la meta prevista, en el plazo indicado. Ello, en circunstancia en que los países son interdependientes en tal grado que no es posible imaginar el desarrollo sin una estrategia inteligente y diversa de aproximación a otros países de la región latinoamericana y del mundo.    

Las relaciones de cooperación entre los países deben ser de interés para todas las partes comprometidas.  Sin reciprocidad, esto es, sin una efectiva contraparte intelectual y financiera de ambos lados de la relación, no hay cooperación que valga la pena mencionar en campo alguno de la ciencia y la tecnología.  A diferencia de lo que sucedía en el pasado con las relaciones de cooperación orientadas a favorecer condescendientemente (y, generalmente, con dudoso altruismo) a los países con menor desarrollo científico, hoy son esencialmente relaciones de confianza e intercambio de capacidades intelectuales. 

En el pasado, la transferencia de conocimientos en las actividades de cooperación científica internacional era muy limitada y en ellas no se incorporaba al sector privado ni una proyección explícita hacia el desarrollo.  En particular, esas fueron las características de la cooperación entre otros países y el Perú en los años 60 y 70 del siglo XX. 

Lineamientos de política para el desarrollo humano sostenible[3]

Hay consensos en los que se funda la acción de gobierno.  En las regiones y provincias, son los planes de desarrollo, en muchos casos insuficientemente proyectados, basados generalmente en los recursos naturales propios y potencialmente estimuladores de su economía y en las industrias tradicionales locales. En el país, el más logrado consenso es el Acuerdo Nacional, con 32 compromisos generales.  Es un pacto social suscrito por instituciones representativas. El Acuerdo ha recibido reiteradas confirmaciones de adhesión por parte de sus firmantes.  Se dispone, asimismo, del Plan Nacional de Competitividad (PNC), que da mayor coherencia a las acciones para el desarrollo industrial.  Está en curso, también, el proceso nacional de descentralización, explorando su consonancia con la interculturalidad, la equidad y el desarrollo económico y social, y buscando consolidar el sentido de pertenencia de todos a la comunidad nacional.  Finalmente, está el Plan Nacional Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación para la Competitividad y el Desarrollo Humano, 2006-2021, cuyos principios rectores son: 1) El enfoque de demanda y desarrollo humano,  2) La vinculación Academia-Empresa,  3) Las ventajas comparativas y el liderazgo y  4) La sostenibilidad ambiental. 

El enfoque de demanda y desarrollo humano persigue que las capacidades nacionales de CTI se orienten a atender los requerimientos del aparato productivo y de los servicios públicos para el cumplimiento de sus metas y para asegurar su continuidad.  El concepto de desarrollo humano implica, todo en uno, la faceta económica de las personas y la realización del potencial de su intelecto y espíritu.  El Plan, de esta manera, no esquiva el objeto final de las funciones de la política y de la ciencia, que es el bien común y el desarrollo integral del individuo.

La vinculación entre la academia y la empresa es el matrimonio de interés más conspicuo, sin el que no es posible el desarrollo social ni la competitividad productiva.  Apremiados por tiempos agitados, los países están emprendiendo la construcción acelerada de los indispensables puentes entre productores de conocimientos y productores de bienes y servicios.  Esos puentes quedan constituidos por la institucionalidad de intermediación que presupone legislación que la crea, fortalece y estimula.  En el Perú, aunque sin el debido respaldo normativo y político, un amplio conjunto de instituciones, cumplen ese papel. El Plan se aboca a esa tarea fundamental, convocando a ambas comunidades dentro de los programas de CTI que lo instrumentalizan, constituyendo redes de investigación científica, información y transferencia tecnológica y empleando el poderoso incentivo de los fondos concursables. 

Las ventajas comparativas y el liderazgo como criterio rector se refieren al aprovechamiento de recursos naturales existentes y de capacidades humanas, institucionales y materiales para ponerlos en valor mediante actividades de CTI.  El liderazgo es la apuesta más voluntariosa y, a la vez, razonada, que puede proponerse una región o el país entero.  Afirmar que dentro de quince años el Perú será el líder mundial en la valorización económica y cultural de algunas plantas andinas y amazónicas o de algunas especies acuícolas o de los camélidos andinos, no es insensato, pero requiere voluntad política de respaldo a los gestores directos de la actividad productiva, desde los investigadores científicos hasta los comercializadores.  El Plan responde a esta línea principal de política que supone un decidido apoyo financiero y normativo a las actividades universitarias orientadas a la formación profesional de excelencia y a la producción de conocimientos útiles para la competitividad productiva, el mejoramiento y la extensión de los servicios públicos y el desarrollo cultural mediante su fusión con la ciencia.

La sostenibilidad ambiental es un irrenunciable desafío moderno.  El número humano va creciendo a contracorriente del estado de la biósfera, menoscabada por actividades económicas que prefieren la renta inmediata y desairan la riqueza durable.  Se trata de la tendencia más perniciosa que compromete la salud y el bienestar de las personas y comunidades, presentes y futuras.   El Plan incorpora el criterio de sostenibilidad en los programas nacionales, regionales y especiales con que se materializa. 

Los programas nacionales, como los regionales, son diseñados por las personas y organismos, públicos y privados, académicos, empresariales, profesionales y financieros  que serán encargados de realizarlos hasta el cumplimiento de sus metas en los plazos por ellos previstos, con el financiamiento concertado y tomando los lineamientos del Plan como guía. 

En suma, el objetivo general del plan al 2021 es asegurar la articulación y concertación entre los actores del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, SINACYT, enfocando sus esfuerzos para atender las demandas tecnológicas en áreas estratégicas prioritarias con la finalidad de elevar el valor agregado y la competitividad, mejorar la calidad de vida de la población y contribuir con el manejo responsable del medio ambiente.

Benjamín Marticorena




[1] George Pralong ha definido este acto del drama humano en estos términos: “Impera la ley del mercado y una agresiva y disolvente atmósfera cultural envuelve el planeta. Nada de armonía; pura estridencia y total desconcierto. ¿Cuáles son las incidencias de esta realidad equívoca y deshumanizada sobre la multicolor alfombra cultural de los países andinos?....¿Qué hacer para que la cultura que va con el mercado no fagocite a las culturas locales? Y, ¿Qué hacer para que dichas culturas, en relación a la agresión, no se congelen ni embalsamen o se vuelvan fundamentalistas e intolerantes para con las demás como acontece en otros lugares del mundo? ¿Qué hacer para escapar, a la vez del mercado descontrolado y del multifacético fundamentalismo cultural?... El buen gobierno supone la aceptación del otro, entender por fin y llanamente que el bienestar existencial de uno supone, como condición indispensable, el bienestar del otro…. Otro mundo es posible; uno en que lo universal se conjugue con lo singular, ambos exaltándose mutuamente; un mundo de múltiple unidad, donde se pueda vivir la diferencia en la igualdad”.  En Encuentro con George y Marie Claude Pratlong. Instituto del Bien Común, Lluvia Editores, pag. 151; 1999
[2] Con indicadores ciertos de estar amenazando la regularidad de los flujos cíclicos entre la corteza terrestre, los océanos y la atmósfera.

[3] En lo que sigue de esta exposición se dan conceptos extraídos del PNCTI 2006-2021.

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